Evangelio del 26 de Febrero del 2017

8 Tiempo ordinario – A (Mateo 6,24-34)

NO A LA IDOLATRÍA DEL DINERO

El Dinero, convertido en ídolo absoluto, es para Jesús el mayor enemigo para construir ese mundo más digno, justo y solidario que quiere Dios. Hace ya veinte siglos que el Profeta de Galilea denunció de manera rotunda que el culto al Dinero será siempre el mayor obstáculo que encontrará la humanidad para progresar hacia una convivencia más humana.

La lógica de Jesús es aplastante: «No podéis servir a Dios y al Dinero». Dios no puede reinar en el mundo y ser Padre de todos sin reclamar justicia para los que son excluidos de una vida digna. Por eso no pueden trabajar por ese mundo más humano querido por Dios los que, dominados por el ansia de acumular riqueza, promueven una economía que excluye a los más débiles y los abandona en el hambre y la miseria.

Es sorprendente lo que está sucediendo con el papa Francisco. Mientras los medios de comunicación y las redes sociales que circulan por internet nos informan, con toda clase de detalles, de los gestos más pequeños de su personalidad admirable, se oculta de modo vergonzoso su grito más urgente a toda la humanidad: «No a una economía de la exclusión y la iniquidad. Esa economía mata».

Francisco no necesita largas argumentaciones ni profundos análisis para exponer su pensamiento. Sabe resumir su indignación en palabras claras y expresivas que podrían abrir el informativo de cualquier telediario o ser titular de la prensa en cualquier país. Solo algunos ejemplos.
  • «No puede ser que no sea noticia que muera de frío un anciano en medio de la calle y que sí lo sea la caída de dos puntos en la bolsa. Eso es exclusión. No se puede tolerar que se tire comida cuando hay gente que pasa hambre. Eso es inequidad».
  • Vivimos «en la dictadura de una economía sin rostro y sin un objetivo verdaderamente humano». Como consecuencia, «mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz».
  • «La cultura del bienestar nos anestesia, y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos parecen un espectáculo que de ninguna manera nos altera».
  • Cuando le han acusado de comunista, el papa ha respondido de manera rotunda: «Este mensaje no es marxismo, sino Evangelio puro» Un mensaje que tiene que tener eco permanente en nuestras comunidades cristianas. Lo contrario podría ser signo de lo que dice el papa: «Nos estamos volviendo incapaces de compadecernos de los clamores de los otros y ya no lloramos ante el drama de los demás».
José Antonio Pagola
Reflexión tomada de: Buenas Noticias en los Grupos de Jesús (http://www.gruposdejesus.com/buenanoticia)

Evangelio del 19 de Febrero del 2017

7 Tiempo ordinario – A (Mateo 5,38-48)

UNA LLAMADA ESCANDALOSA

La llamada al amor es siempre atractiva. Seguramente, muchos acogían con agrado la llamada de Jesús a amar a Dios y al prójimo. Era la mejor síntesis de la Ley. Pero lo que no podían imaginar es que un día les hablara de amar a los enemigos.

Sin embargo, Jesús lo hizo. Sin respaldo alguno de la tradición bíblica, distanciándose de los salmos de venganza que alimentaban la oración de su pueblo, enfrentándose al clima general que respiraba en su entorno de odio hacia los enemigos, proclamó con claridad absoluta su llamada: «Yo, en cambio, os digo: amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen».

Su lenguaje es escandaloso y sorprendente, pero totalmente coherente con su experiencia de Dios. El Padre no es violento: ama incluso a sus enemigos, no busca la destrucción de nadie. Su grandeza no consiste en vengarse, sino en amar incondicionalmente a todos. Quien se sienta hijo de ese Dios no ha de introducir en el mundo odio ni destrucción de nadie.

El amor al enemigo no es una enseñanza secundaria de Jesús dirigida a personas llamadas a una perfección heroica. Su llamada quiere introducir en la historia una actitud nueva ante el enemigo, porque quiere eliminar en el mundo el odio y la violencia destructora. Quien se parezca a Dios no alimentará el odio contra nadie, buscará el bien de todos, incluso el de sus enemigos.

Cuando Jesús habla del amor al enemigo no está pidiendo que alimentemos en nosotros sentimientos de afecto, simpatía o cariño hacia quien nos hace mal. El enemigo sigue siendo alguien del que podemos esperar daño, y difícilmente pueden cambiar los sentimientos de nuestro corazón.

Amar al enemigo significa, antes que nada, no hacerle mal, no buscar ni desear hacerle daño. No hemos de extrañarnos si no sentimos amor o afecto hacia él. Es natural que nos sintamos heridos o humillados. Nos hemos de preocupar cuando seguimos alimentando odio y sed de venganza.

Pero no se trata solo de no hacerle daño. Podemos dar más pasos hasta estar incluso dispuestos a hacerle el bien si lo encontramos necesitado. No hemos de olvidar que somos más humanos cuando perdonamos que cuando nos vengamos. Podemos incluso devolverle bien por mal.

El perdón sincero al enemigo no es fácil. En algunas circunstancias, a la persona se le puede hacer prácticamente imposible liberarse enseguida del rechazo, el odio o la sed de venganza. No hemos de juzgar a nadie desde fuera. Solo Dios nos comprende y perdona de manera incondicional, incluso cuando no somos capaces de perdonar.

José Antonio Pagola
Reflexión tomada de: Buenas Noticias en los Grupos de Jesús (http://www.gruposdejesus.com/buenanoticia)

Evangelio del 12 de Febrero del 2017

6 Tiempo ordinario – A (Mateo 5,17-37)

NO A LA GUERRA ENTRE NOSOTROS

Los judíos hablaban con orgullo de la Ley de Moisés. Según la tradición, Dios mismo la había regalado a su pueblo. Era lo mejor que habían recibido de él. En esa Ley se encierra la voluntad del único Dios verdadero. Ahí pueden encontrar todo lo que necesitan para ser fieles a Dios.

También para Jesús la Ley es importante, pero ya no ocupa el lugar central. Él vive y comunica otra experiencia: está llegando el reino de Dios; el Padre está buscando abrirse camino entre nosotros para hacer un mundo más humano. No basta quedarnos con cumplir la Ley de Moisés. Es necesario abrirnos al Padre y colaborar con él para hacer la vida más justa y fraterna.

Por eso, según Jesús, no basta cumplir la Ley, que ordena «no matarás». Es necesario, además, arrancar de nuestra vida la agresividad, el desprecio al otro, los insultos o las venganzas. Aquel que no mata cumple la Ley, pero, si no se libera de la violencia, en su corazón no reina todavía ese Dios que busca construir con nosotros una vida más humana.

Según algunos observadores, se está extendiendo en la sociedad actual un lenguaje que refleja el crecimiento de la agresividad. Cada vez son más frecuentes los insultos ofensivos, proferidos solo para humillar, despreciar y herir. Palabras nacidas del rechazo, el resentimiento, el odio o la venganza.

Por otra parte, las conversaciones están a menudo tejidas de palabras injustas que reparten condenas y siembran sospechas. Palabras dichas sin amor y sin respeto que envenenan la convivencia y hacen daño. Palabras nacidas casi siempre de la irritación, la mezquindad o la bajeza.

No es este un hecho que se dé solo en la convivencia social. Es también un grave problema en el interior de la Iglesia. El papa Francisco sufre al ver divisiones, conflictos y enfrentamientos de «cristianos en guerra contra otros cristianos». Es un estado de cosas tan contrario al Evangelio que ha sentido la necesidad de dirigirnos una llamada urgente: «No a la guerra entre nosotros».

Así habla el papa: «Me duele comprobar cómo en algunas comunidades cristianas, y aun entre personas consagradas, consentimos diversas formas de odios, calumnias, difamaciones, venganzas, celos, deseos de imponer las propias ideas a costa de cualquier cosa, y hasta persecuciones que parecen una implacable caza de brujas. ¿A quién vamos a evangelizar con esos comportamientos?». El papa quiere trabajar por una Iglesia en la que «todos puedan admirar cómo os cuidáis unos a otros, cómo os dais aliento mutuamente y cómo os acompañáis».

José Antonio Pagola

Reflexión tomada de: Buenas Noticias en los Grupos de Jesús (http://www.gruposdejesus.com/buenanoticia)

Evangelio del 5 de Febrero del 2017

5 Tiempo ordinario – A (Mateo 5,13-16)

SALIR A LAS PERIFERIAS

Jesús da a conocer, con dos imágenes audaces y sorprendentes, lo que piensa y espera de sus seguidores. No han de vivir pensando siempre en sus propios intereses, su prestigio o su poder. Aunque son un grupo pequeño en medio del vasto Imperio de Roma, han de ser la «sal» que necesita la tierra y la «luz» que le hace falta al mundo.

«Vosotros sois la sal de la tierra». Las gentes sencillas de Galilea captan espontáneamente el lenguaje de Jesús. Todo el mundo sabe que la sal sirve, sobre todo, para dar sabor a la comida y para preservar los alimentos de la corrupción. Del mismo modo, los discípulos de Jesús han de contribuir a que las gentes saboreen la vida sin caer en la corrupción.

«Vosotros sois la luz del mundo». Sin la luz del sol, el mundo se queda en tinieblas: ya no podemos orientarnos ni disfrutar de la vida en medio de la oscuridad. Los discípulos de Jesús pueden aportar la luz que necesitamos para orientarnos, ahondar en el sentido último de la existencia y caminar con esperanza.

Las dos metáforas coinciden en algo muy importante. Si permanece aislada en un recipiente, la sal no sirve para nada. Solo cuando entra en contacto con los alimentos y se disuelve en la comida puede dar sabor a lo que comemos. Lo mismo sucede con la luz. Si permanece encerrada y oculta, no puede alumbrar a nadie. Solo cuando está en medio de las tinieblas puede iluminar y orientar. Una Iglesia aislada del mundo no puede ser ni sal ni luz.

El papa Francisco ha visto que la Iglesia vive encerrada en sí misma, paralizada por los miedos y demasiado alejada de los problemas y sufrimientos como para dar sabor a la vida moderna y para ofrecer la luz genuina del Evangelio. Su reacción ha sido inmediata: «Hemos de salir hacia las periferias existenciales».

El papa insiste una y otra vez: «Prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades. No quiero una Iglesia preocupada por ser el centro y que termina clausurada en una maraña de obsesiones y procedimientos».

La llamada de Francisco está dirigida a todos los cristianos: «No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos». «El Evangelio nos invita siempre a correr el riesgo del encuentro con el rostro del otro». El papa quiere introducir en la Iglesia lo que él llama la «cultura del encuentro». Está convencido de que «lo que necesita hoy la Iglesia es capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones».

José Antonio Pagola

Reflexión tomada de: Buenas Noticias en los Grupos de Jesús (http://www.gruposdejesus.com/buenanoticia)

Acogida a los necesitados - Video del Papa Febrero del 2017




El Papa nos recuerda que en nuestro mundo hay muchas personas que viven agobiadas, en situación de pobreza, son refugiados o están marginados por la sociedad. Pidamos por ellos con Francisco para que encuentren en nuestras comunidades la acogida y el apoyo que necesitan.

“Vivimos en ciudades que construyen torres, centros comerciales, hacen negocios inmobiliarios… pero abandonan a una parte de sí en las márgenes, las periferias.
Son muchos los que tienen que luchar para vivir. Y a menudo, para vivir con poca dignidad.
Como consecuencia de esta situación, grandes masas de la población se ven excluidas, se ven marginadas: sin trabajo, sin horizontes, sin salida.
No los abandones. Pide conmigo por aquellos que están agobiados, especialmente los pobres, los refugiados y los marginados, para que encuentren acogida y apoyo en nuestras comunidades.”

Enlace: https://www.youtube.com/watch?v=hSVLdM4vYbQ

Tomado del sitio El Video del Papa, una iniciativa de la Red Mundial de Oración para la difusión de las intenciones mensuales del Papa Francisco para los desafíos de la humanidad.